Soy ojos marrones que van mucho más allá de su color. Si me miras a los ojos, sé que nunca podrás decepcionarte. Aún no me he parado a pensar hasta que punto puede llegar a ser bueno o malo...pero sí, me he planteado, comprar vendas para taparlos; me da miedo destapar mis cartas antes de empezar el juego. Aún así, mis ojos siempre acabarán reflejados en otros ojos, jugando a adivinarnos la vida uno a otro, peleando pupila con pupila. También me gusta pensar que soy mucho más que un cuerpo y una cara bonita. No me gusta que me traten como un trozo de carne, y yo creo que por eso me canso tan rápido de los chicos. Me enamoro cada noche y me desenamoro cada día. Soy algo masoca de nacimiento, y sólo me dura el amor, cuando no es correspondido. Todas las noches vivo una historia de amor dormida, por eso siempre beso con los ojos cerrados. Cuando paseo por los parques siento celos de las parejas que se miran entre risas y se despiden entre labios. Autorretratarme no es fácil, y supongo que nos pasa a todos. Quizá mi vida pueda estar marcada por inseguridades que quieren ser seguridades. De pequeña no me gustaba ser pequeña, veía a la chicas salir de fiesta, pintura en los párpados, minifaldas, barra de labios...y yo deseaba ser como ellas. Empecé a vivir la vida muy rápido y a veces los pies se levantaban del suelo. De pequeña no me gustaba ser pequeña, porque apenas tenía amigas. Ahora me gustaría rebobinar pero sin perder lo que tengo ahora, a la gente que tengo ahora a mi lado. Pero como sé que es imposible, trato de revivir instantes pasados con cuerpo de mujer. Si me ves por la calle, ten por seguro, que me verás dando el cante sin saber cantar. Bailando por las aceras, abrazando farolas, imaginando que alguna de ellas podrías ser tu. Gritando que estoy enamorada de la vida, porque la vida rima, me rima y me mima. Algunas noches desearía tener a alguien a mi lado y que me contase un cuento mientras yo me hago la dormida. También volvería al pasado para revivir momentos con mis ausencias. Y me los traería conmigo al futuro. Ahora, parece que una nueva vida intenta atravesarme y yo no pretendo hacer fuerza para que no pase. A veces mi indecisión me juega malas pasadas, y no me gusta no tener las cosas demasiado claras. Mi cabeza, allí arriba, en las nubes, casi todo el día, y cuando baja se lleva la sorpresa. Aquí abajo las cosas no son tan fáciles como creía. Dicen que mi cara es de buena persona y a veces creo que de buena ...en fin ya sabéis. A ratos tengo aspecto de cabra loca sin remedio, que voy saltando por los charcos ,que mi risa es contagiosa y que disfruto escribiendo. También, al pensar más rápido de lo que hablo, la lengua se me traba y tartamudeo un poco. Luego pongo mi sonrisa y hago como que no ha pasado nada. Otros ratos, a veces, también soy el silencio, porque prefiero cerrar la boca y abrir bien los oídos. Siempre he soñado con atravesar alfombras rojas pero me conformo con poder subir a un escenario y recibir el calor del público mediante un aplauso o un silencio contenido. Y trato, de cumplir mis sueños para poder seguir soñando otros. Y aprovecho siempre la ocasión de vivir el instante por si no me quedan más.
Sábado a las 20.00 horas, sola frente al ordenador.