viernes, 18 de julio de 2008

y siempre tú...

Incomprendida.
Perdidamente perdida.
Frenéticamente enloquecida.

No me mires,
porque te disparo.

Bésame,
si te atreves
a nunca más poder separarte de mis labios.

Aquel día
conseguiste enloquecerme,
tanto que ahora, camino bocabajo
con la cabeza en los pies.

Me ataste a tu piel
y me arrebataste la mía.

Cuando no te veo me reboto
y la lío
y...

Incomprendida

ya no me entienden ni mi cuerpo
ni tus manos

a veces te noto en mi vientre
como a un niño antes de nacer
pegado a mi
y te toco
y te abrazo...
luego me odio.

No te quiero querer.
No quiero quererte
No te quiero
(cuando miento).

Perdida.
Soñando con volver a ver el amanecer en tus ojos
y jugar a contar estrellas refugiada en el calor de tus brazos.

Pero los sueños son efímeros e ilusorios
y éste, ya no creo que pueda cumplirse;
después de todo,
quizá no merezcas que vuelva a teñir tus labios.

maiflor - viernes once de julio de dosmilocho



jueves, 3 de julio de 2008




Se despidieron al llegar el tren
después de una tarde llena de caricias y labios.

Ella llegó a la inmensa ciudad
se sentía como una pequeña hormiga
rodeada de cien mil desconocidos escarabajos.

Miraba el suelo
pero a la vez sentía que cien mil miradas
se cruzaban en su silueta.
(pero ella era incapaz de alzar sus ojos)

y llegó él.


ella corrió a sus brazos
(había pasado mucho tiempo
desde la última vez.)

él la tendió su mano y la abrazó fuerte.
(era raro)

él muy pocas veces la había abrazado así
de esa forma
era como si su cabeza le dijera negro y su corazón blanco.

Ella no lo pensó demasiado
sólo podía concentrarse en su olor
tantas noches recordado sobre su cama..

y sus miradas se cruzaron de nuevo

apenas hablaron
(era como si el tiempo
les hubiese arrebatado las palabras.)

Los que si hablaron
fueron sus cuerpos desnudos
(entrelazados)
formando uno solo.

Dibujaron cada escondite de su piel con sus manos
sus lenguas compartían saliva
mientras recordaban el sabor de sus besos

ella le mordía su labio inferior
mientras fundían en miradas cómplices
de temor y placer.

Ella se entregó a él como cada noche
Él (como cada noche) la hizo sentir viva.
Pero cuando llegó aquel tren
ella le dijo adiós
sin imaginar que era para siempre.

Seguidores