Se despidieron al llegar el tren
después de una tarde llena de caricias y labios.
Ella llegó a la inmensa ciudad
se sentía como una pequeña hormiga
rodeada de cien mil desconocidos escarabajos.
Miraba el suelo
pero a la vez sentía que cien mil miradas
se cruzaban en su silueta.
(pero ella era incapaz de alzar sus ojos)
y llegó él.
ella corrió a sus brazos
(había pasado mucho tiempo
desde la última vez.)
él la tendió su mano y la abrazó fuerte.
(era raro)
él muy pocas veces la había abrazado así
de esa forma
era como si su cabeza le dijera negro y su corazón blanco.
Ella no lo pensó demasiado
sólo podía concentrarse en su olor
tantas noches recordado sobre su cama..
y sus miradas se cruzaron de nuevo
apenas hablaron
(era como si el tiempo
les hubiese arrebatado las palabras.)
Los que si hablaron
fueron sus cuerpos desnudos
(entrelazados)
formando uno solo.
Dibujaron cada escondite de su piel con sus manos
sus lenguas compartían saliva
mientras recordaban el sabor de sus besos
ella le mordía su labio inferior
mientras fundían en miradas cómplices
de temor y placer.
Ella se entregó a él como cada noche
Él (como cada noche) la hizo sentir viva.
Pero cuando llegó aquel tren
ella le dijo adiós
sin imaginar que era para siempre.
después de una tarde llena de caricias y labios.
Ella llegó a la inmensa ciudad
se sentía como una pequeña hormiga
rodeada de cien mil desconocidos escarabajos.
Miraba el suelo
pero a la vez sentía que cien mil miradas
se cruzaban en su silueta.
(pero ella era incapaz de alzar sus ojos)
y llegó él.
ella corrió a sus brazos
(había pasado mucho tiempo
desde la última vez.)
él la tendió su mano y la abrazó fuerte.
(era raro)
él muy pocas veces la había abrazado así
de esa forma
era como si su cabeza le dijera negro y su corazón blanco.
Ella no lo pensó demasiado
sólo podía concentrarse en su olor
tantas noches recordado sobre su cama..
y sus miradas se cruzaron de nuevo
apenas hablaron
(era como si el tiempo
les hubiese arrebatado las palabras.)
Los que si hablaron
fueron sus cuerpos desnudos
(entrelazados)
formando uno solo.
Dibujaron cada escondite de su piel con sus manos
sus lenguas compartían saliva
mientras recordaban el sabor de sus besos
ella le mordía su labio inferior
mientras fundían en miradas cómplices
de temor y placer.
Ella se entregó a él como cada noche
Él (como cada noche) la hizo sentir viva.
Pero cuando llegó aquel tren
ella le dijo adiós
sin imaginar que era para siempre.
4 comentarios:
yo también muerdo labios
y tú, además, muerdes corazones
los parasiempres a veces no son tan parasiempre, porque nunca se sabe...pero a veces es mejor que sí lo sean
un beso, pequeña
tecuido desde lejos, que lo sepas
parsiempre paranunca
existen los 2 a partes iguales.
remua
hermoso!
se te ha olvidado como se actualiza el blog???
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