déjame rimarte la vida.

Déjame ocuparte los silencios
Déjame pensarte a escondidas
y mirarte de medio lao
sin que nadie llegue a darse cuenta.
Déjame acariciarte desde lejos
y notar desde aquí
que se te ha puesto piel de gallina.
Déjame reírme mientras me haces el amor
cuando me dices: - ¿no te morías de ganas de hacerlo?
Déjame escribirte un mensaje a media noche
pa´decirte
que echo de menos tus labios.
Déjame acompañarte
en tus cien noches de soledad
y quitarme bailando el pijama mientras me miras.
Déjame alegrarte tus amaneceres
Y sonreírte los despertares
Y si me apuras, regalarte flores.
Déjame tragarme tus olores
Y déjame arreglarte tus dolores
Y secar tus lágrimas cuando haga falta.
Déjame escucharte tus temores
tus experiencias
Y tus antiguos amores.
Déjame sentirme tu amiga
y bailarte las canciones.
Anda, ven, y déjame rimarte la vida.






Tras rajarme la piel a jirones
de una vida que dejó de ser mía
en el momento en que la llené
de puñales, y cuchillos y navajas.
Aunque todavía me quede sangre en las manos,
no me mires así,
no tengas miedo.
No voy a matarte, si no quieres.
No voy a envenenarte de miradas
No voy a romperte los esquemas
No voy a pedirte que me quieras
No voy a robarte el tiempo de tu cena
No voy a rogarte otro abrazo
No voy a amenizarte más madrugadas
Ni a alegrarte los despertares más amenos
Ni a comer chocolate a tu vera
Ni a bailarte el agua, si no quieres.
Tampoco voy a pronunciar ni un “tequiero”
Ni a mandarte un mensaje de buenas noches
Ni a arrodillarme cuando quiera que duermas a mi lado.
Pero tampoco pienso dejarte solo
navegando por las calles de Madrid
buscando un sitio entre el asfalto.
Ni tampoco voy a dejar
que te compres ni puñales ni cuchillos ni navajas,
porque no pienso dejar que tú también
te rajes la piel a jirones
porque a mi la sangre, sí que me asusta.