
Universidad:
“Universo y edad”.
Me dijo Patty,
y de pronto vi plasmada en una pared color salmón
sentada en el césped mojado de la calle
una chica que se parecía mucho a mi,
con una inmensa sonrisa
en la que sobraban todo tipo de palabras.
Y luego saltaba y gritaba
sintiendo el frío de los charcos de libertad bajo sus pies.
Y luego todo fueron recomendaciones y deseos.
La verdad, me suben el ánimo
cuando me dicen
que todo saldrá bien.
Pero no puedo evitar el no.
El No puedo
no puedo
dejar de sentir miedo.
Incrédula y aterrorizada
me veo plasmada en una pared color salmón
de cuclillas
pegada a la esquina
y temblando.
Luego camino
por una calle en la que no cabe ni un alma más
y yo tengo prisa
y corro...
pero tropiezo entre la gente
y ellos me miran
y yo corro cada vez más rápido...
(como quien pierde el último autobús de la noche)
pero no quepo
y me caigo.
Y de pronto una mano,
pálida y suave,
me acaricia la cara
y me roba una sonrisa,
(una inmensa sonrisa)
sobran todas las palabras
y me ayuda en el impulso de levantarme.
Pero ahora ya no corro
ya no tiemblo
ya no tengo miedo
ahora creo
confío
puedo.
sé
que yo puedo.
estrecho esa mano
y saltamos juntos
empapando los charcos
de LIBERTAD.
“Universo y edad”.
Me dijo Patty,
y de pronto vi plasmada en una pared color salmón
sentada en el césped mojado de la calle
una chica que se parecía mucho a mi,
con una inmensa sonrisa
en la que sobraban todo tipo de palabras.
Y luego saltaba y gritaba
sintiendo el frío de los charcos de libertad bajo sus pies.
Y luego todo fueron recomendaciones y deseos.
La verdad, me suben el ánimo
cuando me dicen
que todo saldrá bien.
Pero no puedo evitar el no.
El No puedo
no puedo
dejar de sentir miedo.
Incrédula y aterrorizada
me veo plasmada en una pared color salmón
de cuclillas
pegada a la esquina
y temblando.
Luego camino
por una calle en la que no cabe ni un alma más
y yo tengo prisa
y corro...
pero tropiezo entre la gente
y ellos me miran
y yo corro cada vez más rápido...
(como quien pierde el último autobús de la noche)
pero no quepo
y me caigo.
Y de pronto una mano,
pálida y suave,
me acaricia la cara
y me roba una sonrisa,
(una inmensa sonrisa)
sobran todas las palabras
y me ayuda en el impulso de levantarme.
Pero ahora ya no corro
ya no tiemblo
ya no tengo miedo
ahora creo
confío
puedo.
sé
que yo puedo.
estrecho esa mano
y saltamos juntos
empapando los charcos
de LIBERTAD.